Estudiar un idioma en el extranjero no es un gasto, sino una inversión en tu futuro.
Además, es una manera de aprovechar las vacaciones, sea en solitario, con amigos o incluso con toda la familia. Aprenderás no sólo un idioma, sino también una cultura nueva, una forma de vivir distinta y una visión del mundo desde otro punto de vista.
La gente dice cosas como “soy muy malo con los idiomas” o “me cuesta mucho hablar”. ¿Te suena? ¿Por qué dicen estas cosas? El método de aprender idiomas generalmente refuerza esta actitud negativa con los tests y exámenes sin fin y un sistema educativo que trata a los estudiantes como receptores del conocimiento del profesorado y no involucra al alumno en el proceso. Y al final de la clase ¿qué haces? ¡Sales hablando en español con tus amigos!
Aquí les dejo unos consejos, espero que resulten útiles.
1 – Tener una actitud positiva y abierta.
Un profesor no puede hacer magia, y olvídate de esto de “cambiar el chip”. Tú eres la persona que tiene que aprender. Esto significa un esfuerzo por tu parte y un actitud: intentándolo, preguntando, practicando, cometiendo errores, aprendiendo de ellos y de los de tus compañeros de clase.
Sabias que en inglés un gato tiene 9 vidas, en español sólo 7. En francés una serpiente cambia de género femenina a masculina. ¿Por qué? Pues la pregunta no debería ser “¿por qué?” sino “¿por qué me importa el porqué?”
Aceptar que las cosas son así te ayudará aprender más rápido - no vas a cambiar el idioma de todo un país por el hecho que, para ti, no tiene sentido. Acepto que las cosas son así y vivo mucho más tranquilo.
2 – Aprovechar tu estancia al máximo.
Hablar, hablar, hablar…. con tus compañeros de la escuela, con los profesores, con el chico de la cafetería. Apuntarte a una excursión, matricularte en un curso de pintura, baile… por las noches, ir al gimnasio, lo que sea. Pero, tan pronto con llegan a su destino, empiezan a buscar colegas.
Conocer más el país: coger un autobús o un tren el sábado por la mañana a cualquier sitio y andar por las calles, ir al cine, al teatro, a los museos, a parques y jardines, las tiendas pequeñas, a mercadillos… quizás tendrás ganas de encontrar un hotel y volver el domingo por la noche.
3 – Ir a un lugar que siempre soñaste visitar.
Hablan el inglés en medio mundo y el francés no está restringido sólo a Francia…
Si siempre quisiste hacer un safari, haz tu curso de inglés en Ciudad del Cabo. ¿Nunca has visto el Sydney Opera House? Puedes pasar por allí cada vez que vuelves a casa después de tus clases en Sydney.
¿Te gusta esquiar? En Canadá puedes aprender francés por la mañana y esquiar por la tarde, incluso por la noche si estudias inglés en Vancouver.
Hay una escuela de chino dentro de la Ciudad Prohibida en Beijing, escuelas de japonés en todo Japón si te encanta el sushi auténtico.
O si te atraen los volcanes de Nueva Zelanda, Golden Gate Bridge en San Francisco, la música samba de Río de Janeiro, hay cursos de idiomas en lugares que nunca habrías imaginado.
4 – Aprovechar del conocimiento y experiencia de una agencia.
Claro, tengo una agencia de estancias en el extranjero, ¡como voy a decir que no!.
Como en cualquier sector hay agencias grandes y pequeñas, exclusivas o independientes, buenas. Siempre hablarás con la misma persona durante todo el proceso: te aconsejará, se encargará de tu matrícula, de que todo marche sobre ruedas cuando estés allí, de solucionarte cualquier duda o problema.
Por todo esto, primero: piensa y reflexiona y, después, lánzate. Saber inglés hoy por hoy y en un futuro cercano, deja de ser una ventaja competitiva para ser un requisito imprescindible. Para trabajar, para viajar y poder comunicarte con el mundo. No olvides que cada vez vivimos en un mundo más global. A lo mejor te suena... “tiene un muy buen curriculum... pero no domina el inglés”... ¿Y cómo llegas a dominarlo? Viajando, estando en contacto con las personas que lo hablen y desenvolviéndote en el país al que vayas. Aparte de aprender idiomas, vas a madurar, a abrir tu mente de una forma asombrosa y será una experiencia que nunca olvidarás. ¡Asi que lánzate!
Fuente: Blog de idiomas
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