Aunque la mayoría de edad abre las puertas a los adolescentes a la edad adulta y a nivel legal les otorga numerosos derechos (y también alguna obligación), no es únicamente la fecha de nacimiento lo que indica que una persona ha madurado y está capacitada para enfrentarse a los retos de la vida adulta.
En este artículo te contamos cuáles son las capacidades principales que todo joven de 18 años debe tener para poder pasar a la siguiente etapa con buen pie y sin quebraderos de cabeza innecesarios.
En este artículo te contamos cuáles son las capacidades principales que todo joven de 18 años debe tener para poder pasar a la siguiente etapa con buen pie y sin quebraderos de cabeza innecesarios.
1. Debe tratar de conocerse a sí mismo
Es cierto que la vida nos va cambiando y no somos los mismos que hace cinco años, pero no podemos perder de vista una tarea fundamental que debemos llevar a cabo a lo largo de toda nuestra vida, y que es la (en ocasiones difícil) tarea de conocernos a nosotros mismos, es decir, saber qué queremos de la vida, qué estamos dispuestos a hacer para conseguirlo, analizar cuáles son nuestros valores y prioridades, qué queremos de nosotros mismos, etc.
Son preguntas un tanto particulares y personales, que no está de más irse preguntando, con tranquilidad, al cumplir los 18 años de edad, para tener más claro qué camino elegir, tanto en lo profesional como en lo personal.
Es cierto que la vida nos va cambiando y no somos los mismos que hace cinco años, pero no podemos perder de vista una tarea fundamental que debemos llevar a cabo a lo largo de toda nuestra vida, y que es la (en ocasiones difícil) tarea de conocernos a nosotros mismos, es decir, saber qué queremos de la vida, qué estamos dispuestos a hacer para conseguirlo, analizar cuáles son nuestros valores y prioridades, qué queremos de nosotros mismos, etc.
Son preguntas un tanto particulares y personales, que no está de más irse preguntando, con tranquilidad, al cumplir los 18 años de edad, para tener más claro qué camino elegir, tanto en lo profesional como en lo personal.
2. Debe ser capaz de comunicarse eficazmente
Paradójicamente, cuando somos pequeños, nuestros padres nos prohíben hablar con extraños, creando como resultado, en muchas ocasiones, adolescentes y adultos miedosos incapaces de relacionarse con personas que no conocen. Por el contrario, la habilidad que deberían enseñarnos es la de aprender a discernir con qué personas tratar y con cuáles no, ya que es importante que un niño sepa cómo acercarse a un extraño y comunicarse respetuosamente con él cuando necesita su ayuda.
Ya sea con compañeros de facultad, profesores, decanos, caseros, dependientes de comercios, gestores de recursos humanos, mecánicos o empleados de banca, cualquier joven de 18 años debe ser capaz de mantener una conversación con personas de cualquier edad, haciendo gala de una sana inteligencia emocional y, en definitiva, desenvolviéndose sin problemas en el mundo real.
3. Debe ser capaz de encontrar por sí mismo los sitios a los que va
Llevar a los hij@s a todas partes, incluso cuando se les acompaña a coger el tren o el autobús, es contraproducente, pues llegará un momento en que no sepan hacer frente al problema de encontrar una ruta, utilizar con soltura el transporte público o saber cuándo y cómo tienen que llenar el depósito de gasolina de su propio coche.
Llevar a los hij@s a todas partes, incluso cuando se les acompaña a coger el tren o el autobús, es contraproducente, pues llegará un momento en que no sepan hacer frente al problema de encontrar una ruta, utilizar con soltura el transporte público o saber cuándo y cómo tienen que llenar el depósito de gasolina de su propio coche.
4. Debe ser capaz de gestionar sus tareas y los plazos de entrega
Cuando los niños reciben recordatorios constantes sobre cuándo deben entregar una tarea o proyecto, se acostumbran a organizar su tiempo en base a esas llamadas de atención. Como resultado, cuando tienen más de 18 años y tienen que gestionar su tiempo y su carga de trabajo por sí solos, no son capaces porque no cuentan con el hábito. No saben cómo priorizar tareas ni la manera más eficaz de cumplir con los plazos establecidos.
5. Debe ser capaz de contribuir en la ejecución de las tareas del hogar
Si asumimos que la vida académica de los adolescentes no les deja hueco para ayudar en las tareas de la casa, llegará el día en que no sepan cómo dedicar tiempo a las mismas ni a garantizar sus propias necesidades en el marco del hogar.
De la misma manera, no tendrán la habilidad emocional de compartir deberes y contribuir de manera equitativa en las tareas conjuntas, ya sea de cara a la vida en pareja o con compañeros de piso.
Si asumimos que la vida académica de los adolescentes no les deja hueco para ayudar en las tareas de la casa, llegará el día en que no sepan cómo dedicar tiempo a las mismas ni a garantizar sus propias necesidades en el marco del hogar.
De la misma manera, no tendrán la habilidad emocional de compartir deberes y contribuir de manera equitativa en las tareas conjuntas, ya sea de cara a la vida en pareja o con compañeros de piso.
6. Debe ser capaz de gestionar sus propios problemas personales
No es bueno evitarles siempre los disgustos a niños y adolescentes, ya que deben aprender a hacer frente a los conflictos por sí mismos y gestionar sus sentimientos sin ayuda ni intervenciones externas.
7. Debe ser capaz de hacer frente a los altibajos
Aunque también deben saber que todo pasa, los adolescentes tienen que prepararse para vivir temporadas buenas y no tan buenas: momentos vitales en los que parece que le superan las cargas de trabajo, ya sean a nivel universitario o laboral, las relaciones tensas con los superiores, con los compañeros, etc. Es bueno que conozcan las herramientas para motivarse y resolver sus problemas o, en el peor de los casos, sepan hacer frente a las rachas malas simplemente sin venirse abajo.
8. Debe ser capaz de ganar y administrar su dinero
Un joven de 18 años debe saber que no siempre va a contar con la ayuda económica de sus progenitores para costearse sus hobbies, su tiempo de ocio y sus gastos generales. Aunque se adentre en el mundo laboral con un empleo a tiempo parcial, es interesante que aprenda a administrar su sueldo, por bajo que sea. Así valorará lo que cuestan las cosas y no derrochará cuando dependa únicamente de su salario mensual.
Un joven de 18 años debe saber que no siempre va a contar con la ayuda económica de sus progenitores para costearse sus hobbies, su tiempo de ocio y sus gastos generales. Aunque se adentre en el mundo laboral con un empleo a tiempo parcial, es interesante que aprenda a administrar su sueldo, por bajo que sea. Así valorará lo que cuestan las cosas y no derrochará cuando dependa únicamente de su salario mensual.
9. Debe ser capaz de asumir sus errores
Ni es el mejor, ni lo hace todo mal. Los jóvenes deben saber que no son perfectos y, como los adultos, también se equivocan. Lo ideal es que aprendan a identificar cuándo han cometido un error, desarrollando la empatía y, si es necesario, pidiendo perdón. De la misma manera, deben saber cuándo han hecho algo bien y sentirse orgullosos de ello.
Ni es el mejor, ni lo hace todo mal. Los jóvenes deben saber que no son perfectos y, como los adultos, también se equivocan. Lo ideal es que aprendan a identificar cuándo han cometido un error, desarrollando la empatía y, si es necesario, pidiendo perdón. De la misma manera, deben saber cuándo han hecho algo bien y sentirse orgullosos de ello.
10. Debe ser capaz de asumir riesgos
Al guiar a los niños en el que, supuestamente, es el camino correcto para ellos, estamos evitando que se equivoquen y, en consecuencia, aprendan de sus errores. Así, muchos adultos y adolescentes no desarrollan la sabiduría interior que les ayuda a ver que el éxito aparece después de intentarlo, fallar y volver a intentar. Una cualidad llamada resiliencia y que nos ayuda a tener capacidad de adaptarnos a los errores y hacer frente a nuestro propio juez interior cuando las cosas van mal.
Al guiar a los niños en el que, supuestamente, es el camino correcto para ellos, estamos evitando que se equivoquen y, en consecuencia, aprendan de sus errores. Así, muchos adultos y adolescentes no desarrollan la sabiduría interior que les ayuda a ver que el éxito aparece después de intentarlo, fallar y volver a intentar. Una cualidad llamada resiliencia y que nos ayuda a tener capacidad de adaptarnos a los errores y hacer frente a nuestro propio juez interior cuando las cosas van mal.
Fuente: http://astex.es
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